Locución gratuita con el transporte público. En París esta promesa es seria. Todos los habitantes de la capital francesa podrían desplazarse de un lado a otro de la ciudad sin pagar un solo euro.
La alcaldesa Anne Hidalgo pretende proponer un estudio y una comparación hasta mediados de este año sobre la posibilidad de que el transporte público sea gratuito para todos los parisinos. En el proyecto que había sido lanzado hace dos años-después de las elecciones municipales- no hay mención de cifras o de cómo lograr llevar adelante tal emprendimiento, ya que será necesario compensar la pérdida de los ingresos obtenidos con el pago del transporte.
"La cuestión del transporte gratuito es clave para la movilidad urbana, donde el lugar del contaminante coche dejará de ser central, muchas ciudades están pensando en ello", explica Hidalgo. En una entrevista con LesEchos, la alcaldesa de París anunció que un estudio detallado será lanzado sobre el modelo económico de una oferta de transporte gratuito para varias áreas metropolitanas de París.
El debate sobre el transporte gratuito fue relanzado en febrero por Alemania, que propuso a la Comisión Europea probarlo en cinco ciudades alemanas (Bonn, Essen, Mannheim, Herrenberg y Reutlingen), para evitar una queja ante el Tribunal Europeo de Justicia sobre la calidad del aire.
En Francia, el Grupo de Autoridades de Transporte (GART) identificó cerca de 20 comunidades en las que se adoptó el transporte público gratuito. El año pasado, Niort dio libre acceso a sus 120 mil habitantes. La comunidad de Aubagne asegura que ha triplicado el tráfico de sus autobuses desde 2009 gracias a esta iniciativa. Compiegne lo hace desde hace cuarenta años. Tallinn en Estonia es la única capital europea que ofrece transporte gratuito para todos desde 2013.
Claramente, aplicar esta solución en ciudades pequeñas es más simple. Ya en ciudades de tamaño medio, la mitad de los fondos se suele realizar mediante llamada versement transport (VT), una contribución a cargo de los empleadores privados o públicos, independientemente de la naturaleza de su negocio o sus formas jurídicas, que tienen al menos once empleados en las zonas donde este pago se había establecido. Pero en París, esta tasa no es suficiente para pagar el transporte público a todos.
Es necesario entender la viabilidad del proyecto en una metrópolis, evaluando también si la gratuidad del transporte alentaría a los ciudadanos a dejar el coche en casa.
De todos modos, esperamos que el proyecto salga del papel porque París tiene todo para servir de modelo. Es una ciudad amada en todo el mundo.
Por otro lado, para disminuir el nivel de contaminación del aire en las grandes ciudades, hay que apelar a todo. Lo que no da es para seguir respirando este humo negro que sale de los vehículos motorizados.
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